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martes, 21 de agosto de 2012

Si te vas...


Anoche, soñé con ella, pero soñé distinto... No soñé picante, soñé... Soñé... Amargo... Y ni siquiera esa palabra define la manera en la que soñé con ella anoche; no. Porque ayer fue diferente, no fue un sueño con final feliz, ni mucho menos bajo sábanas... Fue un final inconcluso, como cuando te dicen "y hasta aquí puedo leer...", lo mismo. Soñé pasear con ella cogidos de la mano por una playa solitaria a media tarde, compartir un helado y despedirnos con un tímido beso cual pareja quinceañera. Pero sin embargo, al día siguiente, ella estaba con otro... Sucedió justo antes de ir a recogerla. Había ido a comprarle un disco de su grupo favorito y a la vuelta, pasé cerca de su casa por si el destino se tornaba azaroso y me encontraba con ella de imprevisto, pero entonces, el destino jugó a ser cruel y me asestó una terrible puñalada trapera... Justo a unos 100 metros de su casa estaba ella, si, pero no estaba sola, un chico desconocido al que no pude verle la cara la acompañaba... Me quedé con la mirada clavada en ellos, hasta que el la besó... No daba crédito a lo que estaba viendo, me había cambiado por otro... Mi gran amor se esfumaba por la ventana cual humo de cigarrillo....
 De repente, una ira abrasadora recorre todo mi cuerpo, y por no perder los cabales, me tragué el orgullo y no hice más gesto que tirar el disco al suelo con desprecio e irme a mi casa apenado... Esa misma tarde bajé a por tabaco al tendero de siempre y al ver mi semblante triste preguntó qué había ocurrido; cuando le conté lo sucedido me dijo lo siguiente: "Chico, no estés apenado, puede ser que él te la haya quitado, pero lo que nunca te va a poder quitar es su amor por ella, ni él, ni nadie, jamás te lo podrán arrebatar...". Desperté al instante tras oír esta frase, acalorado, confuso e intranquilo. Intenté darle vueltas en ese momento, pero el cansancio era tal que mi mente solo pedía descanso. Busqué alguna pista en el siguiente sueño pero no encontré nada.
Al despertar esta mañana me puse a reflexionar sobre lo que había dicho aquel tendero, hasta esta tarde; entonces comprendí lo que quiso decir... Puede que no sea mía, pero los momentos que he vivido con  ella no me los va a quitar nadie, ni los besos, ni los abrazos... Que puede que nunca vuelvan... Físicamente puede que no vuelvan, pero estarán almacenados en mi mente y en mi corazón. Esos recuerdos, simbolizan lo que algún día fuimos, lo que pudimos haber llegado a ser... Pero sobre todo simbolizan que nunca la voy a olvidar, pase el tiempo que pase. "Y que por fin me necesites..."

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